lunes, 16 de febrero de 2015

Muerte... y resurrección del río Yaque del Norte (2)

Muerte... y resurrección del río Yaque del Norte (2)



Enrique Armenteros Rius
¡Se nos acaba el agua! 
A la Fundación Progressio le preocupa profundamente la progresiva reducción del agua disponible en la Nación. Hoy el país prácticamente carece de verdaderos ríos ñ permanentes, caudalosos, con cauces cubiertos por frondosos árboles - y las corrientes de aguas subterráneas disminuyen. Los que aún nos quedan tal vez sería más propio denominarlos cursos de agua. La acción combinada de la deforestación, la contaminación, la erosión, la extracción indiscriminada de materiales y la falta de mantenimiento de las presas han ido acabando con ellos.

Además, como dice la sabiduría campesina, “los ríos ya no cogen agua cuando llueve”. Eso ya lo hemos vivido recientemente, cuando las lluvias han convertido los ríos en verdaderos asesinos.
Permanecen vivas nuestras esperanzas, porque somos optimistas y porque vemos que en lo que se refiere al río Yaque del Norte, afortunadamente, se está haciendo algo a través de PROCARYN, Juntayaque, Plan Sierra, la Mancomunidad de Municipios Madre de las Aguas y la secretaria de Medio Ambiente. Sabemos que el Instituto Superior de Agricultura también desarrolla un proyecto aguas abajo, con el objetivo de resolver el problema de contaminación de las aguas del río Yaque del Norte.  

Para visualizar el alcance de, por lo menos, una de estas iniciativas, prestemos atención al caso del proyecto de la Mancomunidad de Municipios Madre de las Aguas, el más importante y ambicioso de ellos. En el municipio de Jarabacoa, impactaría en el río Yaque del Norte y sus afluentes Baiguate y Jimenoa; en el municipio de Constanza,  beneficiaria los ríos Yuna, Río Grande del Medio, Las Cuevas, Tireo, Pinalito, Sonador y Agua Blanca; en el municipio de Mención, el río Mao y sus afluentes los arroyos Asiento Frío, Los Juncos, Bulla, El Ranchito, Las Eneas, La Abandonada, Botoncillo y varios afluentes del río Gurabo; en el municipio de San José de las Matas, donde nacen los ríos Bao, Ámina, Maguá y Mao; y en el municipio de Jánico, cuyo sistema hidrográfico está constituido por el río Bao y una red hídrica formada por los ríos Jagua, Jánico, Baiguaque, Dicayagua y Gurabo. Es conveniente destacar la coincidencia sobre los ríos a ser protegidos entre esta propuesta y las de Pérez Rancier, Canela Lázaro y José Luna, indicadas en el artículo anterior.  

Conviene llamar la atención sobre el hecho de que, exceptuando a Monción, los municipios que se han integrado en la Mancomunidad de Municipios Madre de las Aguas comparten un alto nivel de pobreza de la población, pobreza que es simultáneamente causa y efecto de los problemas relacionados con el medio ambiente y los recursosnaturales. Esto significa que no es posible pensar en soluciones verdaderas si las mismas no son holísticas, integrales, es decir, si no atienden las diversas dimensiones en que discurre la vida del ser humano.

En los últimos tiempos se ha venido popularizando la práctica de construir pozos tubulares para paliar la problemática que genera la escasez de agua potable. Una iniciativa de esta naturaleza puede ser útil a corto plazo, pero evidentemente por sí sola no es una solución verdadera porque, en primer lugar, no va acompañada de una respuesta a un problema fundamental como es el de las fuentes de agua subterráneas y porque, en segundo lugar, favorece la salinización de las aguas subterráneas, lo que representa una importante limitación a su utilización.

Si no hay árboles no hay agua, si no se reforesta los pozos no son una respuesta sostenible en el tiempo.

Todos los proyectos identificados anteriormente tienen el potencial necesario para incidir favorablemente en la solución de los problemas enunciados. En efecto, en Expo Zaragoza 2008, una feria mundial sobre agua, la República Dominicana ha presentado su programa de “Madre de las Aguas” en la Cordillera Central como modelo de conservación, recordando que en esta región nacen 17 de los principales ríos del país que abastecen el 80% del agua que se consume en todo el territorio.

Pero no podemos pecar de ingenuos. Todas estas iniciativas son simples expresiones de que, ante la gravedad del problema, la sociedad no quiere permanecer impasible, esperando resignada que los acontecimientos la sobrecojan. Realmente, ese potencial solo se puede convertir en respuestas reales y efectivas si el Estado les provee todo el apoyo que necesitan, tanto en lo que se refiere a recursos económicos como humanos y logísticos. Sin ese soporte, la contribución que esas iniciativas podrán hacer es sumamente limitada. Se trata, en última instancia, de “colocar los asuntos ambientales, como proponía don Rafael Herrera y como lo hemos repetido en diversas ocasiones, en el corazón de la acción del Estado”.

¡Manos a la obra! Aún tenemos la oportunidad de tomar decisiones y realizar acciones para alcanzar estos objetivos de supervivencia nacional. Para destacar el sentido de urgencia que tienen estas situaciones, con frecuencia hemos dicho que el tiempo se nos está acabando, por lo que deberíamos emprender la acción hoy mismo. Creemos firmemente que en lo que se refiere al agua tal expresión no debe ser asumida como un simple recurso retórico;  por el contrario, constituye una expresión  que dice lo que literalmente significan las palabras: es un hecho cierto y comprobado que el agua se nos está acabando y, frente a ese peligro, debemos actuar rápido.

Si por indiferencia, ignorancia o complejo de superioridad no hacemos nada, pagaremos muy caras las consecuencias. Hagamos nuestro el contenido de las palabras del pensador británico Thomas Carlyle que rezan: “De nada sirve al hombre lamentarse de los tiempos en que vive. Lo único bueno que puede hacer es intentar mejorarlos.”
El autor es presidente de la Fundación Progressio

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