martes, 12 de abril de 2011

Me bañé en el Ozama”, un programa de rescate que puede imitarse en Santiago

Me bañé en el Ozama”, un programa de rescate
 Recuperarlo es el mayor compromiso ambiental de la ciudad de Santo Domingo

Escrito por: Domingo Contreras 
Santo Domingo.-Rescatar el derecho a bañarse en el Ozama debe ser la meta de un programa de sustentación ambiental, de respeto al medio ambiente y de encuentro con las razones por la que se fundó la ciudad de Santo Domingo a la orilla del Ozama, en el lado oriental originalmente o su traslado al lado occidental, siempre a la orilla del Ozama.
 Vivir de espaldas a él, convirtiéndolo en nuestro patio abandonado, receptáculo de la basura y de la descarga industrial tóxica se ha convertido el día a día de este maravilloso cuerpo de agua.
Nuevas generaciones
Cómo enseñar a las nuevas generaciones que la República Dominicana vive el desafío de diversas contingencias ambientales, que la naturaleza nos ha legado el más grande de todos los mega proyectos que se pueden realizar en la ciudad de Santo Domingo y hemos decidido vivir de espaldas a él.
Devolver el derecho de bañarse en el Ozama, sería el proyecto de progreso más atrevido, de la ciudad, que conectaría los orígenes fundacionales de la misma o los desafíos más apremiantes del presente representado en el cambio climático, el fomento de diversas enfermedades tradicionales o de saneamiento; el dengue y el cólera son dos de ella.
Derecho a bañarse
Rescatar el derecho de bañarse en un cuerpo de agua como el Ozama se puede convertir en una oportunidad para atacar tema de seguridad ciudadana, pobreza extrema, empleos, cohesión social y respeto al medio ambiente.
Se podría alegar que un proyecto de esta naturaleza no es viable por los costos y la implicaciones sociales que envuelve y me parece que esas razones son las mejores oportunidades que ofrece el empoderamiento para llevar a cabo un novedoso proyecto que permita realizar un proceso de renovación  urbana y sustentación ambiental.
En los últimos cuatro años diversas iniciativas público-privadas han puesto de relieve la importancia ambiental, económica, urbana, social, de transporte, recreativo y cultural del río.
 Comenzando con el barrio Capotillo, que inició con una empresa comunitaria llamada Escoba que se dedica a retirar la basura del barrio en una pequeña camioneta  y que reúne el embrión para un proyecto mayor que cuenta con cinco empresas comunitarias bajo la modalidad de participación comunitaria y que abarca desde La Ciénaga hasta La Puya, que en esta semana la empresa que recoge el sector de La Zurza ha dejado iniciado la recuperación  de los humedales de la Zurza, que son un sistema de aguas subterráneas donde se baña la comunidad.
Estas empresas recolectan  500 toneladas diarias que les son pagadas por el Ayuntamiento del Distrito Nacional y se calcula  que son 200 toneladas de estas iban directo al río.
La conformación de la Mancomunidad del Gran Santo Domingo, con el propósito de participar en  rescatar  estos cuerpos de agua.
El proyecto Sans Soucí que ha venido a fomentar la empresa de los cruceros y la construcción de la terminal más moderna de cruceros en el Caribe en el  río Ozama, esta actividad económica vital en la desembocadura del río obliga a pensar en la preservación  y  con esfuerzo de dragar y combatir la contaminación del Ozama.
El inicio por parte de la oficina de la organización del transporte Opret, de construir una avenida que circunvale el río Ozama prolongando la avenida del Puerto hasta la Máximo Gómez utilizando la extracciones de los materiales del Metro, obra de gran importancia, que no tiene el respaldo presupuestario que requiere.
Los trabajos que está  realizando el Ministerio de Medio Ambiente, de acupuntura en el barrio Simón Bolívar con el proyecto de pintar los techos de girasoles, el parque Las Malvinas, rescate de la isla la Esperanza, la puesta en marcha de El Cachón de la Rubia, el Caño Tiburón y la posibilidad de recorrer la cuenca media del Ozama.
El Ozama de hoy es visitable con su grandeza y su contaminación, su realidad urbana, la descarga de empresas, sus humedales, su cuenca media de árboles gigantescos, de pescadores y de espacio como El Cachón de la Rubia que permite bañarse.
Bañarse en el Ozama es el mayor compromiso ambiental de la ciudad de Santo Domingo que traería beneficios económicos, sociales, recreativos, de transporte y culturales; es una tarea que debe comprometer a todos los sectores con la profundización de las iniciativas que han comenzado y con otros como “Cero basura al Ozama”, “Cero descarga sin tratamientos de las empresas al Ozama”  y “Amigos del Ozama”.
El Corredor Ecológico del Río Yaque del   Norte Necesidad Perentoria