lunes, 16 de febrero de 2015

El rescate del río Yaque del Norte

El rescate del río Yaque del Norte
 Ubi Rivas
Publicado en elnacional.com.do

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 El rescate del río Yaque del Norte

 Ubis Rivas
El Nacional de Ahora
El vetusto diario La Información del 5 de marzo 2014 insertó una declaración del vice ministro de Medio Ambiente Mario Tejada.
Expresando que rescatar el moribundo en aforo y contaminación del otrora río Yaque del Norte involucra una inversión de US$l.800 millones, equivalentes a unos RD$90 mil millones, al cambio actual de 43 pesor por un dólar.


El Nacional del 7 de marzo del 2014. en su portada, presenta una foto sobre cogedora y dramática del ex río Isabela, cubierto totalmente de lilas, una revelación de ahogo, sofoco, inexistencia de oxígeno y muerte de sus aguas, porque las aguas, idéntico a los seres humanos, animales y vegetación, se mueren cuando carecen de oxígeno.


Ante esta horrible realidad de muerte de todos los afluentes del país, una tragedia nacional idéntica a la haitianización, la marginalización de gran numero de la población dominicana que en un 22% subyace por debajo de la pobreza, es decir, más de dos millones de diez que somos, y un l2% en pobreza, unos 1.2 millones, , la gran interrogante es no solamente cuanto realmente cuesta devolver la lozanía al ex río Yaque del Norte y cuanto supone la influencia productiva de ese agónico afluente en la economía dominicana.


Yaque del Norte nace en el firme de la máxima eminencia de las Antillas, el pico Duarte y La Pelona o Rusilla, en la cordillera Central, convergiendo con las provincias de Santiago de los Caballeros, La Vega y San Juan de la Maguana, y configura una cuenca de 238 kilómetros de longitud, desembocando a tres kilómetros de la ciudad de San Fernando de Montecristi, cubriendo un área de 7,044 kilómetros cuadrados.


El otrora Nilo dominicano, comprende tres regiones de influencia, alto Yaque del Norte desde su origen hasta Jarabacoa, donde conecta con el Jimenoa y tuerce hacia Santiago de los Caballeros; Yaque del Norte medio, desde Jarabacoa hasta Santiago de los Caballeros, y Bajo Yaque, desde Santiago de los Caballeros hasta Montecristi, irrigando todo el costado de la Línea Noroeste, en múltiples canales y regolas, y es el gestor de toda la riqueza agropecuaria de esa zona semi-desértica.
 
En ese contexto lo define el acucioso comunicador y protector del medio ambiente Geraldino González, en su importante opúsculo Ríos y arroyos de RD, página 25, donde precisa que Yaque del Norte nace en la vertiente norteña del Pico Duarte en la cordillera Central, con 208 kilómetros de longitud, y en sus 70 metros cúbicos por segundo que se precipita sobre el territorio donde cursa, unos 7,800 metros cúbicos se originan en esa cuenca, la mayor de la isla Hispaniola, con una extensión de 6,890 metros cuadrados.

En el histórico informe que el 24 de mayo de l924 presentaron al presidente Horacio Vásquez los doctores Miguel Canela Lázaro y Juan Bautista Pérez Rancier, consigna en la página ocho:

“Todas las lomas que bajan del firme que circunda las cabezadas del Yaque del Norte a las cuencas de éste, hubo un incendio extensísimo en loma Rusilla, surtidero principal de los dos Yaque. Norte y Sur. 

Los afluentes o tributarios de Yaque del Norte son Jimenoa, Bao, Guanajuma, Guayubín y Maguaca, todos están esmirriados, escuálidos y con perfil de agostamiento alarmante é indetenible”.
Ya a la altura de 1926, la cuenca de Yaque del Norte presentaba graves síntomas de desertificación por las depredaciones de conuqueros nómadas y la tala indiscriminada para aprovechar la madera de los pinares, sin que nadie nunca, ni gobierno alguno exigiera, repoblar las áreas deforestadas.
 
En 1947 el ingeniero José Luna es el primero en medir el aforo, conforme redactó.

Yaque del Norte era navegable desde Mao hasta Montecristi, conforme describe Loyda Veras, op. cit. página 65-70, usando fuentes de una información del periódico El Diario de Santiago de los Caballeros del 17 de abril de 1918, descrito así:


“Durante siglos, el caudaloso Yaque del Norte ha corrido hacia el océano, ayudando al hombre para utilizarlo como vía fluvial, pero no había sido tomado seriamente en cuenta en ese sentido, hasta que el señor Eugenio María Huestia, ciudadano americano, consciente del valor que esta admirable arteria de comercio, que supone en conexión la más grande y próspera ciudad de nuestra República con el puerto marítimo de Montecristi, dedicó su atención al asunto”.


La primera travesía de vapor sobre el Yaque del Norte en el barco del mismo nombre se realizó el 8 de marzo de 1918.

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