miércoles, 14 de julio de 2010

De la Eladio Victoria al río Yaque y la Otra Banda

De la Eladio Victoria al río Yaque y la Otra Banda


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Reynaldo Peguero | ACTUALIZADO 13.07.2010 - 10:43 pm

Esa fue la ruta de muchos domingos en que mi padre y madre nos llevaban de pasadía a la bella ribera del río Yaque del Norte, y luego concluíamos en la Otra Banda en los agraciados jardines de mi bisabuelo materno “Papá Lelo”, Aurelio Valdez, productor de tabaco y muy bien relacionado con Anselmo Copello. También nos acompañaba Rita Amada, la más joven de las hermanas de mi madre, tía de mi generación, hermana mayor para todos nosotros. Ese Yaque repleto de vida natural, de agua limpia y caudalosa, colmado de lisas, dajaos, anguilas, sagos y jaibas. Un río visitado por cientos de aves que se nutrían de su gran biología. Recuerdo que en el Yaque había un pez del que nunca supe su nombre, pero que los pescadores ribereños que conocían a papá, le apodaban “El pobre”. Pez curioso que al cazar y deglutir un pececito provocaba un sonido intenso, rudo y gutural, pero sobre todo irónico, expresado como si dijera con sarna “Ell pooobrre”, que pena me lo comí.
   
Luego de la misa a las ocho de la mañana en la Iglesia San Antonio, ubicada en la esquina que hacen las calles Del Sol y la Colón, salíamos los domingos de nuestra casa en la Eladio Victoria No. 55 en dirección oeste y llegábamos a las indomables y atrayentes riberas del Yaque, tomábamos un turno en la barca capitaneada por “El Sordo”, que según algunos entrevistados era un transporte propiedad del Ayuntamiento de Santiago “rematado” por el exquisito, bien ataviado y galante señor Carlos Gallardo, siempre de saco y corbata, comerciante de La Joya, criador de puercos, dueño de negocios, compra y ventas y propiedades de la zona. 
  
Llegábamos a la otra orilla y subíamos la pendiente hasta alcanzar al puente de “La Compuerta”, lo atravesábamos no sin antes volver a mirar hacia el río y sobre todo a ese lugar tétrico donde las cuchillas detenían o dejaban pasar a la Rigola, las bravías aguas del Yaque, ese canal de riego construido por Horacio Vázquez que inicia en la Otra Banda y continúa irrigando muchas tierras vecinas de Santiago, sobre todo La Herradura, La Canela, Los Almácigos, Villa González y Navarrete. Era tan extensa la capacidad biológica del río Yaque, tan rica su vida natural, que en la rigola también se pescaba muchísimo y por su profundidad, se nadaba mejor.
   
Por fin llegábamos donde “Papá Lelo”, y lo primero que hacíamos los niños era visitar los cinco almendros dedicados a las nietas de Don Aurelio Valdez, las cinco hijas de Foro Gómez y Mimí Valdez, las matas de almendras de Thelma, Margot, Teresa, Gertrudis y Rita Amada, cada una tenía su especialidad y gusto, así como su forma de generar sus frutos y entregar sus semillas.
   
También disfrutábamos al contemplar los “bailes” de irrigación de las regaderas colocadas en la finca de Los Vargas. Tenían un movimiento y una magia gráfica especial que todavía recuerdo. Sentarse a la sombra de los almendros y romper con piedras sus semillas, escalar el “cojollito” de la mata de limoncillos del jardín oeste de la casa, o buscar cajuiles para asar sus semillas era para la ocasión, una mayor diversión que cualquier juego de Súper Nintendo o Play Station de hoy.  
   
Todo lo anterior podía acontecer porque la Demanda Biológica de Oxígeno (DBO), la Demanda Química de Oxígeno (DQO), el Oxígeno Disuelto (OD), el Nitrógeno, Amonio, Fósforo y los  Coliformes, se mantenían en niveles normales. No se había dañado toda la vida del Yaque, como entre todos, la hemos dañado hoy. Hoy, en el nuevo Plan Estratégico de Santiago al 2020, uno de los objetivos estratégicos que estamos consensuando enfatiza en el “Santiago Sustentable, Verde y Amigo del Yaque”. Esta ciudad debe reencontrarse con su río Yaque. Santiago es ciudad por el Yaque. El Yaque es nuestra fuente de vida y una base del capital agropecuario de la región. Símbolo y patrimonio natural al que todos debemos querer, cuidar y proteger, porque como dice Jaime Lerner “Yaque Somos, Yaque Fuimos y Yaque Seremos”. Seguimos en la otra

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